Lacianiegos Ilustres 2018-06-18T15:46:07+00:00

Francisco Segundo Fernández Blanco de Sierra Pambley

DON PACO SIERRA, como era popularmente conocido en la Valle de Laciana, fue sin duda el personaje que más influencia ha ejercido en los ámbitos educativo y cultural de los habitantes de Laciana. Nació en Villablino el día 24 de abril de 1827, dentro del seno de una acaudalada familia, los Sierra. Hijo de Marcos Fernández Blanco, natural de Hospital de Órbigo, y de María de Sierra y Pambley. A los dos años fue trasladado al pueblo paterno, donde nacieron sus dos hermanos, Victorina y Pedro, y donde aprendió las primeras letras con la ayuda de su madre. Sus padres murieron cuando tenía 18 y 19 años respectivamente, encargándose de su formación académica su tío y padrino, Segundo de Sierra, primero en Astorga y, después, estudiando jurisprudencia en la Universidad de Valladolid, para finalizar la licenciatura en Madrid, en 1.850, aunque nunca llegó a ejercer su carrera de abogado salvo para la administración de su propia hacienda. Fue precisamente en la capital de España donde entró en contacto con el círculo Krausista y los promotores de la Institución Libre de Enseñanza, lo que le movió a crear una escuela en su hogar materno.

Francisco S. Fernández Blanco de Sierra Pambley

Don Paco Sierra trajo a Villablino a las primeras figuras de la educación nacional, Giner de los Ríos, Azcárate y Cossío, y en el escaño de su cocina prepararon los detalles de esta revolucionaria escuela que se inauguró en 1.886. Este centro lo dedicó a su tío Segundo, y se convirtió en la escuela principal de las demás fundacionales. La de Villablino fue una Escuela Comercial y Agrícola. Después abrió otra para niñas, estableciendo nuevas enseñanzas técnicas para aprovechar la riqueza de la comarca, con la fabricación de quesos y mantecas.

Don Paco Sierra contrastaba su estilo liberal y progresista para los asuntos generales y públicos con un carácter de austeridad en su vida privada y con un respeto ciego al pasado. Al parecer, nunca subió a un automóvil, ni a un ascensor, las puertas las abría con el codo sin tocarlas, y no daba la mano a nadie si no llevaba guantes. Tenía repulsión por el confort y las comodidades propias, pero no ahorraba detalles con sus invitados. Fue un personaje que supo conjugar de manera magistral los valores de la aristocracia y libertad. Se le cita como una persona de porte distinguido, pequeño de estatura, vestido siempre con elegancia, fino en el trato, amable, de amena conversación, serio, sin caer jamás en la vulgaridad ni en el orgullo. Fue diputado a las Cortes desde noviembre de 1.858 a 1.863 por la sección de Murias de Paredes. Su prestigio era tan grande que de 171 electores y 113 votantes, obtuvo 113 votos. Más tarde fue diputado por León de 1.871 a 1.872. Su vida giraba en torno a Madrid, Zamora, Hospital de Órbigo y Villablino, donde invariablemente pasaba los meses de julio y de agosto. Don Paco murió en Madrid el 26 de enero de 1.915, a los 88 años de edad.

La Escuela y su infuencia en la educación de los lacianiegos

Aunque en los distintos pueblos se ha reflejado la importancia que tenía la escuela (para la que se destinaban sólidos edificios), así como el prestigio de sus maestros, no debemos pasar por alto lo que significó la enseñanza en el Valle. A pesar de las penurias económicas, hasta en las familias más humildes se tenía a gala que los niños supieran leer y escribir. Por eso, el analfabetismo prácticamente se erradicó de Laciana desde principios del siglo XX, A ello sin duda contribuyeron algunos preclaros hijos de estos pueblos, que destinaron sus propias fortunas para ayudar a la educación de sus convecinos.

Así, en 1.886 funda Don Paco Sierra la Escuela Mercantil de Villablino, que dirigió el mismo, y asistió a las bodas de plata de su institución en 1.912, y tras su fallecimiento se hizo cargo de la escuela un patronato formado por los señores Cossío, Pedregal, Uña, Rubio, Pablo Azcarate y el Inspector Caso. Para esta escuela y las otras que también fundó Don Paco Sierra en otros puntos de la provincia leonesa y de Zamora, se disponía de un capital de 4 millones de pesetas, de las de entonces, la mayor parte en fincas.

Pero Don Paco Sierra no se ocupó sólo de que hubiere dinero para la enseñanza, sino de seleccionar los maestros que debían impartir las materias, logrando así que los alumnos fueran formados adecuadamente y salieran de la escuela con conocimientos más que necesarios para afrontar la vida con muchas posibilidades de éxito. Pero además del profesorado, se fijó en otro aspecto igual de importante como era el plan de estudios, que comprendía tres secciones. Cultura general, enseñanza mercantil y enseñanza agrícola. Dentro de la cultura general se estudiaba Lengua Española, Aritmética, Ciencias físicas y naturales, Geografía, Historia, Geometría, Moral, Francés y Derecho, éste último especialmente referido a lo mercantil y a lo rural. En la enseñanza mercantil se trataba de la correspondencia mercantil en español y francés, tarifas de trasportes, aranceles de aduanas…Y por lo que se refiere a la enseñanza agrícola, se estudiaba agrimensura, medidas de superficie y cubicaciones, cultivos indígenas, el ganado vacuno como productor de carne y de leche y otras enseñanzas que, sin ser de aplicación en el Valle, si lo eran en los países a los que habitualmente se emigraba desde aquí. Además de esto, el método de enseñanza era teórico – práctico y así se entiende que los productos que fabricaban pudieran competir con las mejores marcas, lo que ocurría en Madrid con la mantequilla y el famoso “Queso – Escuela”, aunque en el ánimo del fundador no estuviera la venta especulativa sino el dar a conocer los productos para así estimular el interés de los alumnos.

La principal característica de la Escuela Mercantil y Agrícola de Villablino, común a todas las escuelas de la Fundación Sierra – Pambley es la gratuidad de la enseñanza, pues es el fundador, y más tarde el patronato, quien abona su sueldo a los maestros, y la gratuidad de los medios y materiales de enseñanza. Este segundo aspecto es el mas novedoso y el que asimila estas escuelas a centros de becarios, ya que la fundación suministra a los alumnos de todas sus escuelas los cuadernos, papel en blanco, tinta, plumero, lapiceros y demás material de enseñanza. La segunda condición era que los alumnos fueran naturales del país, ellos o sus padres (comprendía este término a los nacidos en el ayuntamiento de Villablino, Cabrillanes y San Emiliano, aunque excepcionalmente se permitía la entrada a los del pueblo de Villarino, perteneciente al Ayuntamiento de Palacios del Sil.). Cada tres años se realizaba un examen de ingreso en el que se seleccionaba a los más capaces y mejor preparados en la escuela Primaria. Empeñado el fundador en que ningún talento español se perdiera por falta de medios, en los exámenes de ingreso potenciaba la inteligencia sobre la memoria. A veces, los profesores admitían condicionalmente a algunos alumnos hasta ver su evolución y, si esta era positiva, quedaban admitidos definitivamente. En caso contrario, después de un trimestre o incluso un año, se prescindía de ellos. Se hacía un seguimiento personal de los alumnos sobre el rendimiento académico y la conducta. En las escuelas Sierra y Pambley había en los primeros tiempos un premio o incentivo a los tres mejores alumnos de cada trimestre. Se les pagaba a razón de 15, 10 y 5 pesetas, respectivamente, de forma mensual. El fundador ponía especial celo en que el reparto fuera equitativo y justo. Ese dinero, 15 pesetas, era el equivalente al salario mensual de un obrero de campo.

Luis Bello en su riguroso libro Viaje por las escuelas de Castilla y León dice que este valle “de apariencia humilde, que se parece al último rincón del mundo, irradia más fuerza propia que muchas ciudades”.

Pero además, Francisco Sierra Pambley fundó otras escuelas para niñas y estableció nuevas enseñanzas técnicas para aprovechar la riqueza de la comarca y que la ganadería tuviera salida con la fabricación de quesos y mantequillas. Incluso bajo su patrocinio se creó en 1.912 la Liga de Amigos de la Escuela de Laciana, una de las primeras de España, que poco después de la muerte del benefactor se fue extinguiendo, siendo su presidente el médico Pío Sabugo.

Por aquellas fechas también Fernando Álvarez de la Puerta mando construir en su pueblo, Caboalles de Abajo, un edificio para escuela de niñas que regirá la fundación que lleva su nombre y a la que dota de 700.000 pesetas de las de entonces como capital social. Esta escuela estaría en funcionamiento hasta los años 80. Una vida paralela tuvo la escuela que Pedro Álvarez Carballo hizo construir también a la entrada de Caboalles de Abajo para niños y para niñas, dirigida por la Fundación Álvarez Carballo y que se mantendría abierta hasta finales de los años 70.

Pero también en otras localidades hay una gran ebullición educativa. Así en San Miguel se construye una escuela gracias al mecenas José Gancedo Rodríguez, que proyectó el arquitecto Amós Salvador y Carreras en 1.919 como un modelo de construcción adaptado a las normas higiénicas y pedagógicas más avanzadas de la época. Este mismo arquitecto hizo la escuela de Rioscuro, que pagó el propio pueblo. En Orallo, Amós Salvador diseñó el proyecto de la escuela que costeó Octavio Álvarez Carballo en memoria de Secundino Gómez.

Y en Sosas, pueblo que cuando lo visitó Luis Bello tenía 52 vecinos, acudían a la escuela “amplia, clara, limpia y magnífica – fue construida por el pueblo con la subvención de la Liga de Amigos de la Escuela – 58 niños “que siguen las enseñanzas de su maestro Antonio Berna “bien instalados, con su biblioteca y con leña y carbón para la estufa todo el invierno”.

Se hace eco Luis Bello del interés vecinal por la escuela y aunque en marzo y abril faltan uno de cada cinco niños porque deben guardar las veceras, las gentes reprochan a los vecinos que no mandan a sus hijos a la escuela.

No hay analfabetos en el pueblo, donde además los escolares llegaron a representar obras teatrales en un teatrito que construyó el pueblo.

También recoge Luis Bello que en todo el Valle había en aquellos años dieciséis escuelas nacionales y seis particulares, con gran asistencia de alumnos, de tal manera que en el reemplazo para el servicio militar no hubo ningún mozo que no supiera leer y escribir. Además existía una biblioteca circulante por la zona.

Pero no todo lo que veía aquel infatigable viajero y visitador de escuelas era maravilloso, también se lamentaba de que un maestro hubiera tenido que dar clase a ochenta y dos niños, y que la maestra de Villaseca viviera con su familia, compuesta por cuatro hijos “en una casa que no aceptaría un peón caminero”.

Antes de la Guerra Civil ya el ayuntamiento de Villablino había estudiado un plan de escuelas para todo el municipio, aunque la contienda lo frustró. Tal vez por eso, en los años 40 surge con casa propia el colegio Nuestra Señora de Carrasconte, impulsado por el sacerdote Hermenegildo Cachón Cordero, que sería su primer director, ayudado por Garcilaso Riesco Riesco, Aurelio Díez, Gerardo Linares, Eloy del Potro, Florentino Agustín Díez y con la colaboración de los profesores María del Carmen Álvarez y Pedro García Peña. Este colegio sería una antorcha más de la cultura en el Valle y se mantendría abierto contra viento y marea, hasta que no pudo más.

Tendría que pasar unas décadas hasta que en octubre de 1.951 se aceptaba dar el nombre de Obispo Argüelles al Instituto de Enseñanza Media y Profesional de Villablino, que entró en funcionamiento a finales de abril de 1.952.

Fue el primer Instituto Laboral de la provincia y cumpliría cincuenta años a principios del siglo XXI, siguiendo en su línea de contribuir a la formación de la juventud de la comarca.

Obispo Fernando Argüelles Miranda

EL PENÚLTIMO día de febrero de 1797 vio la luz, en Caboalles de Arriba, un niño hijo de Manuel Argüelles Miranda, de esa misma localidad, y de Manuela González, natural de Oviedo. Le impusieron por nombre Fernando y desde su más temprana edad demostró ansias de aprender, por lo que sus padres le destinaron al estudio de las ciencias eclesiásticas, que cursó en la Universidad de Oviedo donde, con las mejores notas, aprobó tres años de Filosofía, seis de Sagrada Teología dogmática y dos de Moral. Logrando en esa misma universidad el grado de Bachiller en Filosofía y Licenciado en Teología con la calificación de “nemine discrepante”.

Dedicó sus dos primeros años a la docencia como profesor sustituto de Teología en los cursos segundo y tercero. Fue ordenado presbítero en 1.826 y ese mismo año opositó y obtuvo el curato de San Martín de Oscos, del que tomó posesión al año siguiente y en el que estuvo 20 años hasta que, en 1.847, el obispo de Oviedo recompensa sus servicios nombrándole arcipreste de Grandas y examinador sinodal del Obispado, opositando él mismo y logrando la censura de primera clase y con ella el curato de Taramundi, en el Arciprestazgo de Miranda de Galicia, del que tomó posesión en mayo de 1.850.

Obispo Fernando Argüelles Miranda

Opositó después a la canonjía de Magistral de la Catedral de Oviedo y obtuvo por unanimidad de votos la prebenda el 15 de octubre de 1.851. En este puesto se ganó la estima del pueblo ovetense por su desprendimiento de lo material, que no dudaba en entregar a los necesitados. Con su ayuda se estableció en la capital del Principado la Conferencia de San Vicente de Paúl, de la que fue director espiritual hasta que pasó a ocupar la sede del obispado de Astorga, lo que ocurrió a instancias de la Reina Isabel II cuando visitó Asturias en 1.858.

En marzo de 1.859 tuvo lugar su consagración en la Real Capilla del Palacio de Madrid, siendo el consagrante el arzobispo de Toledo y actuando como padrino el duque de Bailén, en representación de Sus Majestades. Llegó a su diócesis el 13 de abril del mismo año y desempeño su tarea pastoral hasta que el 2 de septiembre de 1.870 falleció.

Con tantos méritos y tan amplios conocimientos no resulta extraño que al construirse el Instituto de Enseñanza Media y Profesional de Villablino, que fue el primer Instituto laboral de la provincia, el claustro del mismo acordara solicitar al Ministerio la denominación de Instituto Laboral Obispo Argüelles, con sede en un buen edificio a las afueras de la villa. Precisamente este centro educativo cumplió cincuenta años en el mes de octubre del 2.001.

Las ramas docentes que en él se impartían comenzaron siendo las agropecuarias, para pasar después a ser las de Metal, la Electricidad y la rama Administrativa, contando con medio millar de alumnos y más de una treintena de profesores.

Si la empresa MSP ha marcado el destino de Villablino a lo largo de todo el siglo, uno de los personajes que merecen un capítulo especial en la historia lacianiega es Marcelo Jorissen, distinguido entre su círculo de amistades y mas directos subordinados como Don Marcelo, mientras que para el resto de lacianiegos, era mas conocido como . Jorissen, nació en Bruselas pero pronto se nacionalizó en España, licenciándose como Ingeniero de Minas en la Escuela Superior de Madrid, y destinado a la cuenca de Villablino prestando sus servicios en la empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada. Aquí se vinculó durante toda la vida con el valle, tras contraer matrimonio con una vecina de Caboalles de Abajo, Pilar García. En 1.927 fue nombrado subdirector de MSP, y 4 años mas tarde asciende a director general de la Minero. En 1962 fue nombrado Consejero-Director, y en 1970 culmina su carrera con el nombramiento de Vicepresidente del Consejo de Administración. Jorissen falleció en 1984.

Marcelo Jorissen, el Belga

Bajo su dirección, esta compañía minera obtuvo el título de , y compaginó sus tareas en esta empresa, con la de Catedrático y Director de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas de Madrid. La trayectoria profesional de Jorissen, le hizo merecedor de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. De espíritu autoritario, y caracterizado por un indiscutible rigor profesional, sus visitas oficiales o inesperadas a las explotaciones mineras de la compañía, están plagadas de anécdotas que dan fe de su personalidad. Cuenta Florentino Agustín Díez en su libro Memoria del Antiguo y Patriarcal Concejo de Laciana, que en una entrevista con responsables municipales de la época en la que éstos reclamaban a MSP un mayor compromiso con esta institución, Marcelo Jorissen afirmó, «a veces tengo la sospecha de que a mi empresa le falta ministro de asuntos exteriores». Con esta anécdota, se evidencian las peculiares relaciones que siempre ha mantenido la compañía minera con la institución municipal, con intereses contrapuestos en numerosas ocasiones, pero siempre obligados a entenderse.

Mina

La Saga de los Cosmen y el transporte de viajeros en Laciana

Los comienzos de esta familia asturiana pero de fuerte arraigo en el Valle de Laciana se remontan a 1728, entonces los pueblos estaban unidos por ‘caleyas’ y los vecinos llamaban a ‘sextaferia’ para arreglar las vías públicas. Los tiempos eran duros y los recursos escasos. No fue hasta finales del XIX, cuando se produjo la sustitución de los carros tirados por animales por máquinas de vapor, y más tarde llegarían los motores de explosión. Entonces, los antiguos caminos de herradura fueron sustituyéndose por carreteras de grava.

Comenzó el siglo XX todavía con las recuas de machos y mulas que se utilizaban para el transporte, siendo de destacar que existía ya entonces – y desde mediados del siglo anterior – una línea de Cangas a Madrid que, servida por los arrieros de Leitariegos, realizaba tan largo viaje nada menos que en once jornadas: las dos primeras hasta llegar a Leitariegos, donde comenzaría la parta dura, con etapas de un día hasta Omañón, Carrizo de la Ribera, Toral de la Vega, Villalpando, Venta de Barceros, Ataquines, Labajos, Villalba y, por fin, Madrid. Concretamente la posada de la Madera, en el número 12 de la plaza de la Cebada, era el punto de destino y el de partida desde la capital de España. El billete costaba 100 reales, pero los viajeros debían pagar de su bolsillo el precio de la comida y las posadas utilizadas en los días de viaje, pues el billete sólo era para el transporte en lomos de los animales, existiendo también la posibilidad de pagar la mitad, si se viajaba a “media burra” porque un mismo animal lo utilizaban dos viajeros y cuando uno iba montado el otro tenía que seguir a pie.

Empresa Alsa

La construcción de la carretera de León a Villager, que se terminó en 1.890 y que a la salida de ese pueblo enlazaba con la de Ponferrada a La Espina, cuyas obras habían concluido 10 años antes, significaría un paso adelante en el transporte de la comarca lacianiega, ya que en 1.885 Cándido Cosmen y Cosmen, de la casa Provisor del puerto de Leitariegos, montó una línea de diligencias entre Rioscuro y León, con un recorrido de 88 kilómetros, siendo la primera línea regular de pasajeros de la comarca. Era toda una hazaña el viaje. Se salía de León a las 6 de la mañana, parando a comer en Aguasmestas, cambiando el tiro aquí y luego en Camposagrado y Riello, para llegar a Rioscuro a media tarde.

Años después los hermanos José y Francisco Cosmen pusieron en marcha la línea de Ponferrada a Cangas de Narcea, con 110 kilómetros de recorrido, que tenía que salvar el puerto de Leitariegos, por lo que las nevadas obligaban a suspender el servicio durante buena parte de lo más crudo del invierno. Salía la diligencia desde Ponferrada a las 9 de la mañana (después de recoger el correo en el tren que venía de Madrid) y cambiaban los animales de tiro en Fresnedo, Corbón, Caboalles y el Puerto o el Otero. Estas diligencias eran para viajeros, mientras que las mercancías iban en carromatos, más grandes. Los mejores se fabricaban en Azadinos, o en el Manchego de León y también en Villalpando. Este sistema de transporte circuló hasta finales de los años 20, en que empezaron a utilizarse los camiones, siendo varios los carreteros que se reconvirtieron en camioneros para adaptarse a los nuevos tiempos.

Pero antes, en 1.912 Francisco Cosmen Pérez viajó a Madrid para entrevistarse con el director de la empresa Hispano – Suiza de automóviles y le compró dos autocares, a los que puso de nombre La Chana y La Montañesa y también en el precio iba incluido un curso de conducción para sus hermanos más pequeños Manuel y Pedro. Esos conductores, con esos vehículos, comenzaron en la primavera de 1.913 a hacer una línea Ponferrada – Cangas. Otros hermanos – Gerardo y el propio Francisco – aprendieron a conducir pronto y así en 1.916 abrieron la línea de León a Caboalles de Abajo. No les duraría mucho esta actividad, porque en 1.920 deja esta familia el trasporte de viajeros. Pero recoge el testigo Secundino Cosmen Bueno, que establece la línea de Villablino a Cangas con un camión Renault que sólo tenía 8 asientos y el resto se destinaba a las mercancías, aunque años más tarde tuvo que utilizar otro Hispano – Suiza por haber aumentado el número de pasajeros. El coche salía de Cangas a las 9,30 de la mañana y llegaba a Villablino a mediodía, pudiendo enlazar los viajeros con el tren que salía a las dos de la tarde (se había inaugurado el ferrocarril Ponferrada – Villablino en 1.918 transportando carbón, por lo que dejaron de llevarlo en carros de bueyes, que hacían intransitables las carreteras en invierno). A las 3 de la tarde regresaba, dejando el correo por los pueblos.

Por esa misma época la familia Beltrán establece el servicio León – Villablino en doble línea que iba por Omaña y otro por Babia, conducidos por Ángel Beltrán y su cuñado Jesús.

Pero está claro que la saga de los Cosmen va unida al transporta de viajeros. No en vano otro Cosmen, José Cosmen Adelaida, hijo de Secundino Cosmen, también del puerto de Leitariegos convertiría a ALSA en la gran empresa de transporte de viajeros que desde Asturias se ha extendido por toda España y por otras partes del mundo, como China.

Con la incorporación del motor, en los albores del siglo XX, Secundino Cosmen Blanco, padre de José Cosmen Adelaida y abuelo de los actuales gestores de Alsa, protagoniza uno de los grandes hitos de la dinastía: traslada su residencia de Leitariegos a Cangas del Narcea, la capital del municipio, tratando así de acercarse los flujos de prosperidad, que estaban en el valle y no en la montaña. Poco después crea Empresa Cosmen.

La posguerra es un periodo difícil. Son los tiempos del gasógeno y de las cartillas de racionamiento. Para renovar los vehículos tienen que recurrir a la compra de camiones que el Ejército da de baja tras la guerra y adaptarlos de forma artesanal para su habilitación como autocares.

Cuando José Cosmen se incorporó al negocio, en 1954, con 26 años, la familia atendía dos rutas, pero su empeño era crecer. Con el apoyo económico del progenitor y la colaboración de su hermano Manuel emprende una estrategia de compras de otros pequeños negocios de la comarca y absorción de líneas.

En 1960, recibieron una oferta de compra por parte de Automóviles Luarca (Alsa), ya entonces la empresa de autocares líder en Asturias. Esta empresa remonta sus orígenes al siglo XIX de la mano de un emprendedor de Luarca, en el noroccidente de Asturias, Francisco G. Gamoneda. En 1916 se alía con otros elementos de la burguesía local, como Fernando Álvarez-Cascos (abuelo del ex ministro del PP), y nace Automóviles Luarca, que en 1923 se transforma en sociedad anónima. Aparece así Alsa, que lleva su red de servicios a Oviedo, Avilés, Gijón y a lo largo de toda la franja marítima.

Cuando surge la propuesta de compra de Alsa a los Cosmen, José Cosmen Adelaida se niega a vender y plantea una fórmula de absorción integrando su negocio en Alsa a cambio de una participación en la compañía líder, como acaba de ocurrir ahora con National Express. José Cosmen Adelaida se convierte en consejero de Alsa. Un año después, asume la gerencia.Al frente de la dirección de Alsa, José Cosmen aplica tres estrategias: expansión, modernización y compra de acciones a los herederos de los fundadores. Fue así como el absorbido pasó a ser, en el plazo de poco más de dos décadas, el dueño de la empresa absorbente.

El impulso al negocio se produjo mediante la anexión sucesiva de empresas locales y comarcales en Asturias y la consecución de concesiones nacionales e internacionales. En 1964, Alsa amplió su flota, en una gran operación para la época, con la compra de 22 autocares Pegaso. Ese mismo año inauguró la línea Asturias-Madrid e inició su primer servicio de ámbito europeo, con la puesta en marcha de la ruta Oviedo-París-Bruselas y otra posterior con Zúrich y Ginebra, aprovechando la presencia de emigrantes asturianos en Francia, Bélgica y Suiza.

Bajo la gestión de Cosmen, Alsa, que en 1960 transportaba a seis millones de viajeros al año, llegó a 29 millones de pasajeros en 1980. En 1990 transportó a 56 millones.

Luis Mateo Díez

Luis Mateo Díez nació el 21 de septiembre de 1942, en Villablino (León), donde su padre era funcionario del ayuntamiento. Su infancia transcurrió en este pueblo montañés hasta 1954, año en que la familia se trasladó a León. El contacto con el rico acervo cultural del medio rural determinó en Luis Mateo una temprana disposición hacia lo imaginario, oral o escrito. Estudió Derecho en Oviedo y Madrid e ingresó en 1969, por oposición, en el Cuerpo de Técnicos de Administración General del Ayuntamiento de Madrid. En esta ciudad reside desde entonces alternando la oficina con la creación literaria en un equilibrio óptimo, a juicio del escritor, que está casado y es padre de dos hijos. Entre 1963 y 1968, participó en la redacción de la revista poética Claraboya junto a Agustín Delgado, Antonio Llamas y Ángel Fierro. Por ese entonces publicó sus primeros poemas, seguidos, en 1972, de Señales de humo. Sin embargo, su creación poética es efímera y deja paso definitivamente a la ficción narrativa. Su prestigio literario ha ido creciendo a la par que su incesante producción con la publicación de novelas, cuentos, microrrelatos, artículos, y otras obras de difícil adscripción genérica a medio camino entre la rememoración vivencial, la reflexión literaria, el ensayo y la ficción. La literatura de Luis Mateo Diez está centrada en la tradición fabuladora de Castilla y León, pero su trascendencia es universal, es dueño de uno de los universos más personales de la narrativa española contemporánea. Escritura forjada desde la meseta, desde la soledad de los páramos más fríos, la obra de Luis Mateo Diez está vacía de moralejas pero repleta de historias sobrecogedoras que van desvelándose a través de un lenguaje empapado de lirismo y orfebrería.

Luis Mateo Díez

A finales de los años setenta participó con Juan Pedro Aparicio y José María Merino en la invención del apócrifo común Sabino Ordás.

Su obra literaria ha sido traducida a numerosos idiomas y, en ocasiones, adaptadas al cine. Así, el cuento «Los grajos del Sochantre» ha sido llevado al cine por J.M. Martín Sarmiento en la película El filandón y la versión cinematográfica de su novela «La fuente de la edad» ha sido rodada por Julio Sánchez Valdés para Televisión Española.

Ocupa el sillón “I” de la Real Academia Española desde el 21 de mayo de 2001.

PREMIOS

1973: Premio Café Gijón de novela corta por Apócrifo del clavel y la espina.
1976: Premio Ignacio Aldecoa de cuentos por «Cenizas».
1987: Premio Nacional de la Crítica por La fuente de la edad.
1987: Premio Nacional de Literatura por La fuente de la edad.
2000: Premio Nacional de la Crítica por La ruina del cielo.
2000: Premio Nacional de Narrativa por La ruina del cielo.
2000: Es elegido miembro de la Real Academia para ocupar el sillón «I».
2000: Título de «Leonés del Año».
2001: Premio Castilla y León de las Letras 2000.

BIBLIOGRAFÍA

1971. Teoría y poemas. Con Agustín Delgado, Ángel Fierro y José Antonio Llamas. Equipo «Claraboya”. (poesía)


1972. Señales de humo (poesía)


1973. Memorial de hierbas. Cuentos


1975. Parnasillo Provincial de poetas apócrifos. Con Agustín Delgado y José María Merino. (poesía)


1981. Relato de Babia. ESPASA-CALPE, S.A. , 1991 AMBITO EDICIONES, S.A. , 2003


1982. Las estaciones provinciales. Colección de artículos periodísticos. EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 1990 PUNTO DE LECTURA , 2005 EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA, 2006


1985. Las cenizas del Fénix de Sabino Ordas. CALAMBUR EDITORIAL, S.L. , 2002


1986. La fuente de la edad. EDICIONES CATEDRA, S.A. , 2002 (2ª Edición) EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 2002 ESPASA-CALPE, S.A. , 2003


1987. El sueño y la herida. Cuento.


1988. Apócrifo del clavel y la espina. Novelas cortas. PUNTO DE LECTURA , 2001


1989. Brasas de agosto. Cuentos.


1990. Las horas completas


1991. Abanito, amigo mío


1992. El porvenir de la ficción. Colección de artículos de reflexión literaria. JUNTA DE CASTILLA Y LEON , 1999. El expediente del naufrago


1993. Los males menores. Cuentos y micro relatos. ESPASA-CALPE, S.A. , 2001


1994. Valles de Leyenda


1995. Camino de perdición. EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 1995


1996. El espíritu del páramo. OLLERO Y RAMOS EDITORES, S.L. , 1996 | OLLERO Y RAMOS EDITORES, S.L. , 1999 (2ª Edición)


1997. Cuentos de la Calle de la Rua(Letra grande Nº16). EDITORIAL POPULAR, S.A. , 1997.

La mirada del alma EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA


1998. La línea del espejo. Un relato de personajes.

El paraíso de los mortales EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 1998


1999. Antología de Luis Mateo Diez: Las estaciones de la memoria. EDILESA(EDICIONES LEONESAS) , 2000

La ruina del cielo –Un obituario. OLLERO Y RAMOS EDITORES, S.L. , 1999 (2ª Edición)

Días del desván. Memorias noveladas. EDILESA(EDICIONES LEONESAS) , 1997. PUNTO DE LECTURA , 2000. GRUPO ANAYA, S.A. , 2001

Vista de Zelama


2000. Las palabras de la vida. Laciana: suelo y sueño EDILESA(EDICIONES LEONESAS) , 2000

El pasado legendario. Reúne El árbol de los cuentos, Apócrifo del clavel y la espina, Relato de Babia, Brasas de agosto, Los males menores y Días del desván.
EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 2000

Las horas completas ESPASA-CALPE, S.A. , 2004

Lunas de caribe. Narrativa infantil. GRUPO ANAYA, S.A. , 2000 GRUPO ANAYA, S.A. , 2006


2001. Balcón de piedra. Visiones de la plaza mayor. OLLERO Y RAMOS EDITORES, S.L. , 2001

El diablo meridiano. EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 2001. PUNTO DE LECTURA , 2002

La mano del sueño. (Algunas consideraciones sobre el arte narrativo, la imaginación y la memoria). Discurso de Ingreso en la RAE.


2002. El oscurecer. Un encuentro.OLLERO Y RAMOS EDITORES, S.L. , 2002


2003. El reino de Celama PLAZA & JANES EDITORES, S.A. , 2003 DEBOLSILLO , 2005

El eco de las bodas. Novelas cortas. EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 2003 PUNTO DE LECTURA , 2004


2004. Las lecciones de las cosas. Cuentos. EDILESA(EDICIONES LEONESAS) , 2004

Fantasmas de invierno. EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 2004. PUNTO DE LECTURA , 2006


2005. El fulgor de la pobreza. Novelas cortas. EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA , 2005 PUNTO DE LECTURA. 2006


2006. El árbol de los cuentos. Cuentos. EDICIONES ALFAGUARA, S.A. – GRUPO SANTILLANA. 2006

La gloria de los niños

La piedra en el corazón. GALAXIA GUTEMBERG. 2006

Con la colaboración de: