¿Qué seres viven en Laciana?
En este rincón del norte leonés, entre bosques frondosos, brañas y montañas tranquilas, habitan algunas de las criaturas más fascinantes —y escurridizas— de la península ibérica. Desde osos pardos hasta líquenes minúsculos, este valle es un refugio natural donde la vida rebosa por todas partes. La pureza del aire, el silencio de los bosques y la calidad de sus aguas convierten a Laciana en un auténtico santuario de biodiversidad.
No es casualidad que este territorio forme parte de la Red Natura 2000, como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Junto al reconocimiento como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, estas figuras garantizan la conservación de hábitats y especies. Aquí conviven fauna emblemática, plantas con historia y paisajes que aún conservan el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza.
Hábitats de Laciana: un mosaico de vida
La riqueza natural de Laciana no solo se mide por las especies que la habitan, sino por los ecosistemas que las acogen. Desde riberas frescas hasta cumbres rocosas, el valle es un auténtico mosaico de hábitats. Esta variedad permite que convivan animales tan distintos como el desmán ibérico y el águila real, y que aún perduren formas de vida ligadas al ritmo de la naturaleza. Aquí te mostramos los principales escenarios donde la biodiversidad cobra vida:
-
Bosques caducifolios: el corazón verde del valle
Robledales, hayedos y abedulares tapizan laderas y fondos de valle, formando auténticas catedrales vegetales donde reinan la sombra, el silencio y el musgo. Estos bosques ocupan unas 3.500 hectáreas, lo que supone más del 15 % de la superficie de la Reserva de la Biosfera. Son el hábitat de especies emblemáticas como el oso pardo, el urogallo o el gato montés, y refugio de aves, hongos e insectos. En otoño, su colorido convierte el paisaje en un espectáculo cambiante. Muchos se han aprovechado durante siglos de forma sostenible.
-
Ríos, arroyos y turberas: el reino del agua limpia
El agua es vida, y en Laciana aún fluye limpia y clara. Los ríos Sil, Orallo o Rabanal son el hogar de truchas, nutrias y mirlos acuáticos. En las zonas más húmedas aparecen las turberas, verdaderos fósiles vivos donde crecen plantas muy especiales adaptadas a suelos ácidos y encharcados. Estos ecosistemas son poco conocidos, pero cumplen una función clave: almacenan carbono, regulan el clima y dan cobijo a especies únicas como el desmán ibérico o anfibios sensibles.
-
Pastos, brañas y mosaico agrario: la vida en equilibrio
Los pastos de altura, las praderas, las brañas y los antiguos cultivos forman un paisaje moldeado por siglos de actividad ganadera. Aquí conviven vacas, mastines, mariposas y aves insectívoras en un equilibrio natural. Estos espacios abiertos, que cambian con las estaciones, son clave para muchas especies que necesitan luz y calor, y también para mantener viva la cultura del pastoreo y los saberes tradicionales del valle.
-
Riscos y cumbres: donde reinan las aves rapaces
Las zonas más altas, con sus roquedos y laderas escarpadas, son el territorio de las especies más adaptadas al frío y al viento. Aquí anidan el águila real o el halcón peregrino, y sobreviven plantas resistentes que desafían el clima extremo. Estos hábitats, menos accesibles y más frágiles, son esenciales para mantener la diversidad biológica del conjunto. En invierno, la nieve los cubre, pero en verano, rebosan vida oculta a simple vista.


Gran parte del herbolario tradicional crece también en estas tierras; así podemos encontrar orégano, manzanilla, milenrama, verónica o genciana.
Aunque son lugar a dudas la más popular es la gritsándana o narciso. Además de destacar por sus propiedades, es la reina indiscutible de nuestros prados por su belleza y así lo atestigua su leyenda.

En cuanto a la fauna; todos sabemos la importancia que tienen en nuestros montes el oso pardo cantábrico y el urogallo cantábrico, siendo Laciana un territorio clave para su supervivencia.


El urogallo cantábrico, exclusivo de la Cordillera Cantábrica, es la subespecie más escasa y amenazada del mundo. Aunque es un ave protegida su situación resulta extremadamente delicada puesto que se encuentra en peligro de extinción y se estima que solo queda medio millar de ejemplares adultos. Su supervivencia en nuestros bosques constituye un esfuerzo de custodia y conservación por parte de todos.
Al igual que el urogallo, otra especie minoritaria es el oso pardo cantábrico. Son, junto con el lince, las especies más amenazadas de la fauna española. Si bien ha aumentado el número de individuos, la viabilidad de la población cantábrica del oso no está garantizada a largo plazo; habría que intensificar los esfuerzos para asegurar su conservación.
El bosque mixto de Laciana contribuye a su recuperación y desarrollo al ser su hábitat natural
Junto a ellos conviven también especies de notable interés como son la liebre de piornal, la perdiz pardilla, el desmán ibérico, la nutria, el lobo, el corzo, el rebeco, el jabalí, salamandras y tritones.
No debemos olvidarnos de las aves que surcan nuestro valle: cárabos, lechuzas, carboneros, águilas, milanos, cernícalos, así como cigüeñas y garzas.


Y la más apreciada de los ríos: la trucha.

Fauna emblemática de Laciana
En Laciana conviven algunas de las especies más amenazadas y admiradas de Europa. Son los grandes emblemas de la conservación, pero también parte esencial del equilibrio natural. Verlas no siempre es fácil —muchas son discretas o nocturnas—, pero su presencia es señal de que el ecosistema está sano. Aquí te presentamos a algunos de los habitantes más representativos del valle:
Oso pardo cantábrico
Es el gran símbolo de la cordillera Cantábrica. En Laciana encuentra alimento en los robledales y tranquilidad en los rincones más recónditos. Aunque es muy difícil verlo, sus huellas, excrementos o marcas en los árboles delatan su paso. Está estrictamente protegido y su presencia indica un entorno bien conservado. Cada año, nuevas hembras con crías recorren el valle: una señal de esperanza para la especie.

Urogallo Cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus)

Oso Pardo del Cantábrico
Urogallo cantábrico
Si el oso se está convirtiendo en el emblema de la Cordillera Cantábrica, el urogallo lleva años siendo el emblema del Valle de Laciana. Siendo un ave forestal en grave peligro de extinción, el urogallo necesita bosques maduros, silencio y rincones sombríos donde cortejar y criar. En Laciana aún sobrevive una pequeña población en zonas muy restringidas, por lo que hay limitaciones de acceso en primavera. Su singular y madrugador canto en la época de cortejo nupcial lo convierten en una de las especies más singulares de la fauna europea. Además, se pueden ver ejemplares en el voladero del Centro del Urogallo, ubicado en la localidad de Caboalles de Arriba.
Desmán ibérico
Pequeño, escurridizo y con hocico en forma de trompita, este mamífero semiacuático solo vive en la península ibérica. Habita en arroyos fríos y limpios, donde se alimenta de insectos acuáticos. Es un excelente bioindicador: si el agua está contaminada, desaparece. Su rareza y su papel ecológico lo convierten en una joya de los ríos de montaña, a donde ha quedado relegado tras las intervenciones humanas en los tramos medios y bajos de los ríos.
Flora destacada de Laciana
En los montes de Laciana no solo habita la fauna. Las plantas visten el paisaje de colores y aromas que cambian con las estaciones, y muchas de ellas tienen historia, nombre propio y hasta usos tradicionales. Algunas florecen solo unas semanas al año, otras sobreviven en lugares casi secretos. Aquí van unas cuantas protagonistas botánicas que merecen tu atención:
Gritsándanas (Narcissus spp.)
Así llamamos en Laciana a los narcisos silvestres, que cada primavera inundan los prados con su amarillo brillante. Crecen en brañas, bordes de caminos y claros de bosque, anunciando que el invierno va quedando atrás. Aunque hay varias especies, todas tienen ese aire alegre y delicado que las convierte en una de las flores más queridas del valle. En algunos pueblos, forman parte del recuerdo de la infancia o las fiestas de Pascua.
Genciana (Gentiana lutea)
Planta robusta de flor amarilla intensa, que crece en pastizales de montaña. De sus raíces se extrae un amargo tradicionalmente usado como digestivo. Su aprovechamiento está regulado y forma parte del saber popular local. La genciana es también una planta indicadora de suelos poco alterados, y su presencia nos habla de pastos bien conservados y manejados con respeto.
Arandanera (Vaccinium myrtillus)
Pequeña pero poderosa, la arandanera crece en suelos ácidos de robledales y brezales. Sus frutos —los arándanos— son un manjar para osos, zorros, aves y también para los humanos. Maduran a finales del verano y forman parte de la dieta de varias especies emblemáticas. Su presencia indica hábitats bien conservados y aporta alimento justo en el momento en que más se necesita en la naturaleza.
Matorral
Conforman una extensa malla, tupida e irregular. Está constituida de forma principal por brezales, enebro rastrero y piorno serrano, que se presenta con distintos portes y densidades, a veces en torno a las masas de bosque u ocupando el espacio de los pastizales abandonados (formación muy dinámica).
A pesar de estar presentes en gran parte del territorio, las manchas más extensas y compactas se localizan en las vertientes de los valles septentrionales (Leitariegos, Orallo, Sosas, San Miguel o Lumajo).
Prados y pastizales
Se localizan preferentemente en las zonas más bajas de los valles principales, como el de Villablino, y en los valles afluentes del Sil de dirección N-S (Vega del Palo, Riotuerto, Orallo, Sosas, San Miguel o Lumajo). En estos lugares los prados de fondo de valle eran el complemento de los pastizales de altura y de las brañas a donde se desplazaba el ganado durante el verano. La estructura interna suele alternar dos elementos que le confieren su personalidad: por un lado superficies casi planas con los prados y pastizales y, por otro, sus bordes lineales constituidos por setos vivos de árboles y arbustos (robles, arces, fresnos, alisos, abedules).
Especies protegidas
Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León (Anexo II): Festuca elegans, Festuca summilusitana, Narcissus asturiensis
Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León (Anexo III): Armeria cantabrica, Cardamine raphanifolia subsp. gallaecica, Eryngium duriaei, Huperzia selago, Isoetes velatum subsp. asturicense, Lycopodiella inundata, Taxus baccata.
Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León (Anexo IV): Amica montana, Gentiana lutea subsp. auranthiaca, Ilex aquifolium, Narcissus triandrus