NUESTROS PUEBLOS Y PEDANIAS

Laciana como villa y núcleo de población nació en torno a San Mamés de Las Rozas el 24 de marzo se 1270, fecha en la que el rey Alfonso X nos otorgo la Carta Puebla.

Naturalmente Laciana ya existía como lugar de residencia y laboreo agrícola y ganadero desde tiempos bien antiguos, pero es a partir de ese momento cuando se estableció como entidad municipal con obligaciones y privilegios.

En el citado documento, además de liberarnos de los atropellos e injusticias de nobles y caballeros, el monarca nos otorgó la cobranza del portazgo, bienes y pertenencias en el territorio, el privilegio de celebrar mercado todos los martes. También se establecieron aquí los limites geográficos con León y Asturias (la piedra furada de Carrasconte sirvió como limite con la vecina Babia)

De San Mamés de las Rozas y su asentamiento primitivo quedan pocos vestigios; solamente la capilla con el Cristo.

San Miguel de Laciana alberga en el interior de su iglesia las tumbas de las familias hidalgas del valle (Buelta, Pestaña) que hicieron posible que las quejas de los habitantes de la zona llegaran a oídos del soberano y éste decidiera otorgarnos la Carta Puebla y el rango municipal que hemos conservado hasta nuestros días.

Es el primer pueblo que encontrara el viajero que nos visite viniendo desde León.

Su fisonomía es claramente minera. Durante el auge de la minería se construyeron cuarteles-vivienda para albergar a los trabajadores. También veremos este tipo de construcción en Villablino y en Orallo.

La parte mas antigua del pueblo la encontramos en el Barrio de Abajo, con la Capilla de la Concepción, del siglo XVIII, y que fue lugar de peregrinación junto con el Santuario de Carrasconte.

Es el balcón de Laciana, al ser el pueblo de mayor altitud.

Es especialmente singular por su luz y sus blancas peñas.

Es un pueblo de tradición eminentemente vaqueira. A el llegaban ganaderos en busca de ricos y fértiles pastizales.

Al final del pueblo encontraremos un amplio lavadero con pilón restaurado y divisaremos el Cornón (2194m) que es la cumbre máxima del valle y una ruta imprescindible para todo montañero que se precia.

Con la Iglesia de San Julián, del siglo XI, de estilo románico y declarada Bien de Interés Provincial.

Antiguamente fue un importante cenobio benedictino dependiente del Monasterio de Corias.

Nos llamará agradablemente la atención el Lavadero de Carubio con su sarcófago antropomorfo de los siglos XIII-XIV y la Casa de Eduardo Arroyo con sus esculturas en la fachada y sus jardines.

En este pueblo aun se conserva una edificación con su tejado de teito.

Con sus tres barrios bien diferenciados.

En el barrio de entrada encontraremos la Iglesia de San Andrés del siglo XVI-XVII con las tumbas antropomorfas en su interior.

El barrio con más actividad es el del medio, donde nos encontraremos las escuelas y el cartel informativo sobre la ruta que conduce hasta El Castro de la Zamora y sobre la lechería hidráulica “La Popular”, actualmente restaurada y con horario de visita.

En este pueblo destacan las pinturas románicas del siglo XIII-XIV, ocultas tras el ábside mayor de la Iglesia de la Asunción y que representan la Ascensión de La Virgen.

Muy conocidos son también sus dos puentes; El Puente Romano y El Puente Real, este último con su inscripción en piedra de 1709.

En las Antiguas Escuelas, restauradas, encontramos actualmente el Centro de Interpretación de los Poblados Castreños. Desde allí parte la ruta señalizada al Castro de La Muela.

A el accedemos desde Rioscuro, tomando la carretera que nos lleva a León por Omaña.

Destaca el Puente Medieval de camino a la braña y la Ermita de San Justo, de estilo arquitectónico rural y con ventanas saeteras. Su origen lo encontramos en el romance que el cura de Salce escribió en el siglo XVII, curiosamente situada junto a las cabanas de la braña y la que se acceda tras un agradable paseo.

Hallamos numerosas fuentes a lo largo de todo el pueblo.

Es la capital administrativa del municipio. Allí se concentran los principales organismos públicos y también la vida comercial y lúdica, constituyendo el centro neurálgico del valle.

El legado de Don Francisco Fernández Blanco de Sierra Pambley está bien presente en su Casa Palacio del siglo XVIII, ejemplo de casa típica lacianiega con su estructura en forma da U y con un hórreo en el centro… También se encuentra el sello de Don Paco en las escuelas fundadas en 1886 junto a otos ilustres como fueron Cossío, Azcárate y Giner de los Ríos. Hoy en día se siguen albergando allí actividades de tipo cultural.

Representativas de Villablino son sus fiestas patronales en honor a San Roque, su mercado semanal y su popular Feriona.

Anexionado como barrio de Villablino, antiguamente fue pueblo independiente.

Destaca su Iglesia homónima con su “campanona”, cuyo interior bien merece una visita.

Llama mucho la atención el calvario de tamaño natural, de transición al gótico y tambíen las tumbas de las familias hidalgas Buelta y Pestaña.

En San Miguel veremos también magnificas casas solariegas muestra del abolengo del que se disfrutaba entonces; entre las que destacan la Quinta Dorotea premiada por su arquitectura y “La Casona” con su majestuosidad y su situación privilegiada y en la que se viene celebrando desde hace algunos años un Mercado Tradicional en el primer fin de semana de agosto.

Se encuentra situado junto al Embalse de Las Rozas y es la capital de La Parroquia.

Merece mucho la pena acercarse a visitar la Iglesia de San Adriano, del siglo XVII, que alberga interesantes tallas.

En el recorrido por el pueblo nos encontraremos una casa con escudo y con una inscripción curiosa que reza; “Así se conoció mi espada en la Batalla de Clavijo”

En este enclave destacan la Capilla de Las Candelas, del siglo XVII, y dos lecherías que aun conservan toda la maquinaria y numerosos documentos relacionados con la compra y venta de los productos.

Encontraremos un potro de herrar tradicional en nuestro camino hacia la braña.

Varias rutas señalizadas completan su atractivo turístico, como son la Ruta a Cuetonideo (1779m) o la Ruta al Molino y la Cascada del Pimpanón.

En tiempos remotos, Llamas fue el pueblo con más familias hidalgas de todo el Valle.

Aun podemos notar en sus calles y gentes la serenidad y el recogimiento que caracterizaban a este pueblo.

En nuestro paseo podemos encontrar varias casas de labranza aun en actividad y el lavadero en su Plaza.

Destaca también la Ermita de San Roque, del siglo XVIII, situada en un hermoso paraje.

La Capilla de San Lorenzo ha sido desde tiempos ancestrales lugar de celebración de los concejos lacianiegos. Ésta se encuentra situada en el conjunto rehabilitado del Postoiro, junto al Pilón ovalado y un potro de herrar.

Gran importancia tuvo la fábrica de las “Mantequerías leonesas” y que tuvo una gran expansión comercial.

En terrenos de este pueblo podemos encontrar actualmente el Camping el Guadeño, con su oferta de bungalows y también el Polígono Industrial.

Lo primero que llama la atención al llegar al pueblo es el Castillete minero del Grupo Calderón.

El pueblo se compone por tres barrios bien diferenciados.

Desataca el edificio de Las Escuelas, del arquitecto Amós Salvador Carreras. Es un edificio de piedra y se sitúa en la Plaza del Pueblo.

Siguiendo el camino hacia la braña, nos encontramos una esplendida zona de baño con área recreativa.

Su Iglesia, en honor a Santa Marina, es de ascendencia románica y en su interior llama la atención dos sillas de piedra situadas en el Altar Mayor.

Aquí podemos tomar la carretera que nos conduce a la Estación Invernal de ski Valle de Laciana-Leitariegos.

Este núcleo fue sede de dos importantes fundaciones que promovieron dos escuelas gratuitas:

• la Fundación Pedro Álvarez Carballo

• la Fundación Fernando Álvarez de la Puerta

Destaca también el barrio del Cristo de los Mineros, en torno al Castillete Minero del Pozo María.

Muy famoso es también su Puente y la Fuente del Carearon y el Molino de Álvarez Carballo.

Es el último pueblo y se encuentra ya en la frontera con Asturias y el Puerto Cerrado.

La visita al Centro del Urogallo y a la bolera siempre es una buena opción y es el lugar idóneo para conocer los valores culturales y naturales de nuestro Valle.

A lo largo del pueblo podemos encontrar una amplia variedad de hórreos y pilones.

Debemos destacar también la riqueza de los pastos de la Vega el Palo.

Caboalles de Arriba es también punto de inicio o de final de la Vía Verde.